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ejercicios,deporte y recreacion en el nbiño discapacitados

El primer  problema radica en la necesidad de entrenadores, debidamente adiestrados sobre las peculiaridades de la práctica del deporte en los discapacitados, las características de las diferentes formas de discapacidad, las limitantes en determinadas patologías como el síndrome de Down, las formas de evaluar al deportista y de seleccionar el deporte o actividad más apropiada de acuerdo con la individualidad de su afección.

 

La falta de información determina que el instructor, ante el temor de colocar al niño en riesgo, tienda a excluir al niño de la actividad física, como supuesta vía para proteger su salud. El problema se hace mayor cuando esta forma de pensar se extiende  a los padres, que piensan que una forma de proteger a sus hijos de accidentes es prohibirles practicar deportes.

 

Son muchos los ejemplos de nuestra consulta, en la que los padres, cuando recomendamos la práctica de algún deporte, nos plantean su preocupación, en primer lugar, sobre si un golpe, una caída, puede afectar la salud del niño. Pensamos que los padres sienten, además el temor, aunque no lo expresan, de que sus hijos, al ser discapacitados, no sean aceptados por el resto de los niños, o sean objeto de burla o de rechazo.

 

Es real que en determinadas circunstancias , en algunas forma de actividad física, pueden existir riesgos para un niño discapacitado, por lo que la recomendación de la práctica del ejercicio deportivo debe ser objeto de una valoración especializada y debe ir con un grupo de recomendaciones del médico especialista al instructor deportivo. Veamos un ejemplo:

un 15 % de los niños afectados por el síndrome de Down, sufren de una laxitud de los ligamentos de la articulación constituida entre el atlas y el axis, lo que determina una tendencia a la subluxación que determinaría un riesgo de una lesión medular ante un ejercicio repetido que implique una sobre carga a esta articulación, como puede ser el clavado, la lucha, el boxeo, u otros deportes de contacto, como el fútbol, o los deportes a caballo, el salto largo , o cualquier actividad física que signifique una sobrecarga para el cuello.

 

Ahora bien, lo primero es que esta afección solo afecta a un 15 %, si pensamos que todo el niño afectado por un síndrome de Down no puede hacer ejercicios porque puede sufrir una lesión medular, el 85 % de los niños verá limitada innecesariamente su vida, y los padres estarán sometiendo a una sobreprotección ansiosa a sus hijos ante el temor de un riesgo que en la mayoría de los casos no existe.

autor:Hector Hernan Carrera Castillo

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